lunes, 29 de septiembre de 2008

Muchachos.

No olviden leer el cuento que hayan elegido y traer una copia a la clase, vamos a trabajar en el cuento gráfico. No olviden traer sus colores, pinturas, tijeras, cutters, revistas.

Además, no olviden que mañana entregan el ensayo sobre la novela que leyeron.

L.

domingo, 28 de septiembre de 2008

Interpreten esta obra de Magritte.


Para ayudarse y conocer lo que quiso decir el artista puden dar click para leer un poco este
Ensayo sobre Magritte.

Saludos.

L.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Muchachos:

Necesito que construyan sus blogs individuales y me hagan llegar un comentario con sus direcciones para poner sus links en este blog,  además es necesario que suban sus textos ya corregidos:

1. Amigo Imaginario.
2. Crónica del centro.
3. Laberinto de la soledad (¿me ubico o no dentro de el ensayo? ¿cómo?).
4. Texto con artículos y sin artículos.
5. Comentario crítico sobre una obra de arte.
6. Historia compuesta con preguntas.
7. Relato en distintos tiempos verbales.


Es necesario que el punto número 5 me sea entregado en formato impreso para poder marcar las correcciones necesarias y que después lo publiquen en sus blogs individuales.

La entrega del ensayo sobre la novela que les asigné es para el jueves 25 de septiembre. 

Saludos.

L. 

sábado, 13 de septiembre de 2008

Aquí les dejo unos textos, revísenlos e impriman el que les guste para trabajarlo así como les dije.


L.




Esto es un poco de teoría del cuento:







La madre grita, la madre llora, la madre no sabe qué le pasa. La madre está profundamente cansada (y sí, la ene es una letra que a veces se come). La madre lleva a la hija con su madre (de La madre), llora mientras se reacomoda la cara y revisa que el rimel no esté demasiado corrido. Hace frío, se envuelve el cuello en una bufanda azul o verde, cualquiera de esos colores perdidos. Acelera tarde, recorre su carretera de lunes a jueves bajo la brisa helada del pacífico. Maneja en silencio, hace un par de llamadas, se va un poco chueca y encuentra el camino al colgar. Ventanas arriba, afuera huele a Playa.

Avena. La madre de La madre alimenta a la hija, es un momento cálido en el que las prisas no importan ni las crisis ni las menstruaciones. La madre, en su carrera, se siente de la chingada, después de todo no es tan buena madre como creía.

Los alumnos esperan frente al carrito de café, Ale llegó en sandalias, cual frío. La profe cuenta cabezas. Vámonos.

Hace tanto tiempo que no subimos a un camión. Ruta azul y blanco, hacia la calle segunda el paisaje recorrido es un collage ruinoso: montañas hundidas, casas a punto del derrumbe colgando de las laderas, baches anónimos. El aroma del camión es de gasolina y camas todavía calientitas. La emoción y la sonrisa al vernos transformados en pasajeros de autobús se contagia con la seriedad de los que van a trabajar. Hay silencio, nuestras caras imitan las expresiones ausentes del resto de los pasajeros. Saco la cámara, le tomo una foto a los dimples de Ale.

Bajamos en el centro que a las siete de la mañana es el vacío cubierto de mugre. Puertas cerradas, cortinas metálicas, gente apurada que baja de un taxi para subirse a otro. El centro es siempre un lugar de paso excepto para los que se envuelven en cobijitas o en cajas de cartón y hacen de la banqueta casa.

Caminamos por los huecos del mercado de brujería entre las figuras de la santa muerte y los amuletos de conejos degollados y de patas de cabra disecadas, las veladoras de colores y el olor dulce del incienso, la cera, los aceites densos, ocres, pesados. Un estrecho pasillo nos lleva a la salida, nos despiden los quesos de Oaxaca y el Cotija michoacano embarrado de cera roja, también ha un enorme bloque de chicharron prensado, dulces mexicanos. Las abejas todavía no se levantan, me pregunto cómo hace el dueño para mantener alejadas a las hormigas... Lo olvidaba, nunca he visto hormigueros en el centro.

Bajamos por la Revolución hacia la Zona Norte, viramos en el distrito rojo de Tijuana, pero antes: una foto.

Hay risas, los bares cerrados, algunos de los nocturnos caminan, se gritan cosas:

--Vete a tu calle o te voy a enfierrar hijo de tu puta madre.

Nos congelamos, las risas cesan, agradecemos que el hombre está tras la reja de un hotel. Volvemos a reir cuando estamos a veinte pasos del peligro:

--Que calladitos nos quedamos verdad?

Las paraditas en minifaldas rosas desayunan taquitos de birria, Nadie habia visto tantas plataformas transparentes en la calle a las 8 am.


Es el cumpleaños del señor Miranda, Violeta saca de su morral unos pinguinos y unos cerillos de papel, improvisa un pastel y pensamos en las mañanitas mientras el señor Miranda sopla los cerillos en la plaza de los mariachis, que esta mañana no tiene mariachis, son exactamente las 8:42 am.

Encontramos el camión de regreso a Playas de Tijuana. Nos acomodamos en las sillas de tapicería rasposita, sube al autobús un hombre que lleva un acordeón, imaginamos que tocará a Ramón Ayala, pero no. Nos canta La Bruja -Sin dedicatora-, luego toca un tango y al final una pieza del soundtrack de Amèlie. Se despide pidiéndo unas monedas, le regalamos un poco de dinero y el autoús se desliza entre las laderas desmoronadas, el chofer no presiona el acelerador, sólo permite que la inercia nos arrastre cuesta abajo.

(alumnos de la Universidad, propósito del paseo: escribir una crónica. Esto es mi tarea)